Todos nacemos con un monstruo en el armario, que por experiencias de la vida, terminamos enfrentando solos o acompañados, según se queden a ayudarte. Ese "monstruo" que en cierto momento de nuestra vida, nos hace abrir los ojos, quizás nos enseña a enfrentarnos un poquito más a la vida.
Hay gente, que tiene que enfrentarse desde pequeños, y otros de más mayores, pero al fin y al cabo...
Yo aún no me he enfrentado a él, y la verdad prefiero no enfrentarme. No por miedo, que siempre se tiene; sino por lo que significaría:
Como he dicho antes, todos tarde o temprano lo hacemos, y como dije al principio acompañados o no. La mayoría lo hacen solos, por las circunstancias... Pero yo, afortunada de mi, yo no lo haré sola.
Alguna vez fue como el amago de abrir la puerta, pero no fue el momento.
Dije que no quería, pero a la vez que sí o sí hay que hacerlo, así que yo me doy cuenta de que poco a poco lo estoy haciendo, aunque creo que de momento no tengo pensamiento de hacerlo del todo, pero con la suerte de que lo estoy haciendo con ella.
Pienso que hacerlo acompañado hace que no termine de salir dicho 'monstruo', o que no sea total el enfrentamiento. Pero y qué, no lo haces solo, y es una buena señal en parte.
Yo como he dicho, lo estoy haciendo, o lo voy a seguir haciendo, haré, acompañada. Acompañada de ella. Junto a ella voy abriendo los ojos, las circunstancias, las adversidades, las cosas favorables también, por qué no.
Ella tuvo que hacerlo sola, y sé que no le fue nada fácil. Así se ha hecho fuerte, ha abierto los ojos, pero por otro lado le hizo daño enfrentarse. Le hizo cambiar, quizás ser de otra forma a la que era antes, pensar diferente, lo que solemos decir de crear una coraza. Le corrompió en parte.
En su momento, dijo que no se enfrentaría a ningún monstruo, de nadie más, ya tuvo suficiente con el suyo.
Pero miradla, me encontró en la vida, y algo tuve que hacer para que quisiera cambiar eso.
Alguien con el monstruo aún en el armario quizás no es de fácil entender con alguien que ya lo ha enfrentado, pero aquí estamos, yo ayudándola a seguir de pie y tener fuerza tras haberse enfrentado a él, y ella ayudándome a mi a enfrentarlo, poco a poco, de la mano.
"Le dije: tengo un monstruo en el armario, tendrás que acompañarme hasta la cama".
Y ella soltó: "No voy a abandonarte a estas alturas".
Accedió.
Al igual que yo por su (mi) parte.
Aunque irónicamente y anecdóticamente, a veces me haga andar sola, a oscuras y de noche, por su casa, lo hace.
Esta es una de las razones por las que no quiero enfrentarme totalmente a dicho monstruo; con la excusa de que me acompañe cada noche a la cama. Cada noche, el resto de mi vida.
Sé que el monstruo será suyo, ya no hay vuelta atrás. Si no quiere acompañarme, saldrá gracias a ella.. Y si decide seguir enfrentándose conmigo, será ella la que también tenga "el mérito", pero aquí será por haberme ayudado.
Sé que ahora mismo lo que quiere es ayudarme a hacerlo, y que yo le siga ayudando a caminar. A hacer entender que una coraza quizás no deje entrar a externos, pero como la capa de ozono, todo se concentra dentro, y no es nada bueno.
Así, poco a poco, con más o menos suerte, con más o menos ayuda, con más o menos tiempo a nuestro favor, lo estamos haciendo, y poco a poco consiguiendo.
Sé que la seguiré ayudando a mantenerse de pie, y sé que me seguirá ayudando a matar al monstruo. Y qué afortunada me siento.
Afortunada de ella, por ella.
Fortuna a pesar del tiempo en mi contra, que me aleja de ella y lo alarga.
Solo podría decirle que jamás la dejaré caer, y sé que ella me seguirá ayudando.
Gracias.
3.
No hay comentarios:
Publicar un comentario