En realidad no es muy complicado, guerrera. O tus principios, los cuales te han hecho no verlos, o el dolor.
Pero ese dolor lleva algo reconfortante detrás, lo único importante.
Pero qué cojones haces, guerrera de batallas perdidas, si lo tuyo no tiene color. Lo tuyo siempre fue repartir, por qué te empeñas en romper las reglas. Tus propias reglas.
Absurdas.
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