viernes, 11 de septiembre de 2015

La gran y esperada bofetada.

Sujétense porque aquí llega la hostia.
Ni la he visto venir, ha sido de un segundo para otro, inesperada.
Y ha sido fuerte, me ha dejado en shock total. Y joder, duele.
Duele ver que por dentro ya no estás hecha ni de trozos, ya es polvo. Y duele tanto o más ver que no sirve de nada todo lo que quieras poner y decorar por fuera. ¿O sí? La verdad es que ahora mismo no.
¿Y por qué ahora?
Pues vete tú a saber por qué cojones te tiene que venir la bofetada de golpe.
Soy muy pequeñita, y cada vez me vuelvo más así. Ojalá volviera mi yo de antes, la que solo necesitaba una manta para acurrucarse, y no unos brazos que la cobijasen...

No hay comentarios:

Publicar un comentario