"Ey, supongo estarás bien; por aquí todo igual".
Carta a todas mis catástrofes.
Qué será Madrid sin nosotros dos. Háblale de mi a otro como yo.
Cómo comenzar algo que lleva empezado tanto tiempo ya.
Comencemos por la piel.
Grita. Araña. Sangra.
Tu tatuaje, vida, lugar, corazón, me pide una puta tregua que ni yo sé reaccionar.
Tengo claro que ésta va a ser una mierda de entrada, que no me voy a saber expresar, que va a estar desestructurada, que no sabré ni lo que hay expresado, que quizás no sea ni lo que quiero decir ni como lo quiero decir... Pero tiene que salir por algún lado y de alguna forma.
Lo que nunca pude decirte, lo que nunca pude decir, lo que nunca pude o quise sentir.
No pude darte lo que necesitabas, ojalá me perdones; ojalá lo entiendas.
No supe crecer a tu ritmo, no supiste tampoco hacerlo tú.
Aún mi vejez dice que va de tu mano. Dice que mis arrugas te pertenecerán; pero que queda tanto camino a solas que se nubla.
No te equivoques, todo el mundo está solo, acompañado y solo. No dejaré de mencionar a esas personas que están, y gracias a lo que sea que están.
Pero nunca nadie jamás podrá querer tan fuerte como te quise yo a ti. Con tanto brillo, con tanta pureza; con tanta inocencia, te di vida y media. Ojalá te sirva hoy en día, que no estoy a tu lado, para seguir caminando, en vez de hundirte. Qué absurdas palabras, ¿verdad?
Y qué absurdo escribir algo como esto.
Y qué nudo, de esos que te termina doliendo la garganta.
El destino se ha cebado conmigo, pero el destino es tan impredecible como que de aquí a un minuto puede acabarse el mundo.
Como ya se acabó mi vida de hace un tiempo a esta parte.
Es como nacer de nuevo, y eso es una mierda.
Porque jamás será la misma vida. Ya no será igual.
Ya no seré igual.
Cuando te destrozas por dentro, dime si tienes los cojones de volver a ese sitio. Y dime si cuando vuelves, no te destrozas más.
Aquel puto día, aquellos putos días. La primera puta noche. No dejo de recordar cosas que no debería, pero he salido de esas gilipollas que cuando pasa una cosa, se le olvida por completo lo malo, todo. Y así me pasa.
Ojalá, ojalá quedarme solo con lo malo, sea más o menos, y poder al menos sentir algo de rabia. Sentir.
Pero no.
Te me hiciste difícil. Difícil de vivir. Tanto como que ni querías. Joder. Y lo intenté; lo intenté y lo intentaba con mi propia vida.
Me estoy descuidando últimamente, cada vez más. ¿Y tú, tu vida, qué es de ella?
Me estoy rodeando de grandes personas, pero de momentos internos igual de oscuros que lo era y casi es mi vida aún.
Espero que por fin pensases un poco más en ti. Cuídate. Quiérete, por favor.
Yo nunca voy a dejar de hacerlo, pero ahora que mi caricia no es la que te cura, joder, hazlo tú. Lo necesito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario