miércoles, 15 de junio de 2016

¿Tendrá valor?

Quizás sea lo único que haga en su vida o quizás este texto tenga demasiadas preguntas.

Dime, ¿Te mira despertar con los mismos ojos llenos de besos? ¿Te llena de ellos apenas abrirlos, sin que puedas articular palabras?
Me pregunto si al levantar, irá a abrazarte por la espalda mientras calientas una taza de café, y si te suelta un grado cuando se acerca tu madre. Me pregunto si le habrá comprado su desayuno favorito, y le obliga a desayunar o merendar con él, si se le queman las tostadas y las raspa. También me pregunto si llegáis tarde a los sitios porque seguidamente no dejáis la cama libre, u os vestís a medias de ropa y besos; y así, no da tiempo.
Me pregunto si cogerás el mismo ascensor.
A veces me cuestiono si tus amigos la querrán tantísimo como lo hicieron conmigo, también los consideré míos. Si comparte aficiones con ellos.
Me pregunto si te suelta un solo segundo caminando por la calle, si se despega un centímetro, y te abraza por la espalda como lo hacían mis brazos. Si para, un solo segundo, de darte besos de los que no te gustan. Si memorizáis los sitios grabados a besos.
A veces pienso, y me pregunto si habrá contado todos los lunares de tu campo de batallas, si sabrá todas las historias de cada rincón de él, si habrá luchado a quemarropa. Quizás no sepa las historias que esconden las manos, hombros, frente, mejilla, labios.
O sí.
Quizás sepa también qué significan las comisuras de tus labios, o las arrugas de la misma y de tus ojos. O si sabrá también mirarlos sosteniéndoles la mirada.
O no.
Si sabrá que las tardes son para abrazarte en un sofá, viendo dramas y misterios a toda voz.
Si sabrá, que también las tardes, era el mejor momento para no llegar a los sitios, para que te esperen en la puerta mientras sudabas, sudábamos todo el placer.
A lo mejor no sabe que los tacos son una vía de escape.
Quizás habréis vivido artes en el metro, cuando se os acercan a cantar artistas y grabáis la escena.
Quizás ella también ponga voces en cada conversación, y tengáis que cambiarlo porque para pedir algo en el chino, no queda bien.
Me pregunto si tendrá dos perras que te quieran a cada soplido en las orejas.
Quizás tendrá cosquillas, pero no te dará los golpes que supone no aguantarlas y seguidamente curarlos todos.
Quizás no le has metido miedo a la oscuridad de tu pasillo. Y tal vez no sepa cómo abrazarte cuando la ansiedad y tu cuerpo se juntan.
Quizás no llora con cada amor lleno de palabras.

Quizás no se pone en ese lado de la cama, con ese brazo estirado para que tú pongas tu vida en él, y la abrace sin temor a que los monstruos del armario salgan.

Me pregunto si, en la oscuridad de la noche, te despiertas para contemplarla y decirle frases mientras duerme.

-Me pregunto si sabrá, o no, que los anillos son los que toman muchas de las decisiones en la vida: Domino's o McDonald.
Y tampoco sabrá que los metros de Madrid se estropean a conciencia para que no llegue a las doce, para que el cuento de la cenicienta no se repita.-


Seguramente, solo sean imaginaciones mías.

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