miércoles, 6 de marzo de 2013

3.

¿Sabes lo que es necesitar una sonrisa? ¿Tu sonrisa? ¿Necesitarla a todas horas...?
Apareciste de la nada, y en todo te has convertido. "De la nada hiciste todo, todo lo que yo quería..". No tengo palabras para decirle cómo me siento, como bien pudo comprobar una tarde-noche de viernes.
Solo quería hacerle saber una vez más que... Que eres lo más importante que tengo en mi vida ahora mismo. Que ojalá poder ver tu sonrisa cada día, pero me conformo con el hecho de poder verla de vez en cuando, de morirme por dentro cada vez que te muerdes el labio. De ser yo la que viva todo eso, y no cualquier otra persona. De aquel primer día, aquella primera noche inesperada (qué suerte tuve). Verla estos cuatro días seguidos... El ir a tu puerta por no poder esperar más para verte, ir aunque sea para volver, pero volver contigo.
La Cibeles estuvo presente aquel primer día.
Hacerle saber que nadie se ha sentido más especial que yo en ese momento del viernes, aquel que no supe articular palabra. Perdóname si no te gustó verme así, pero te juro que fue uno de los mejores momentos de mi vida, no tenía que preocuparse por nada. Llorar de pura felicidad es posible, y lo comprobó.
Hacerle saber que siempre que lo necesite voy a estar aquí, para cualquier cosa. Y no me diga que son 'tonterías' porque sabe que no, y que le pienso insistir. No se imagina en qué agujero negro me sentí cuando esa noche del viernes... Le vi así, me dijo que cogería el primer metro. No se imagina que se me encogió el alma entera... Pero, como sabe, insistiendo pudimos hablarlo. Ya que usted saca teorías inciertas antes de tiempo, así, manías suyas. Verla así es como ver hundirse a mi mundo (ya que eso eres), es caerse todo el peso de el cielo sobre mi. Por eso, siempre sé feliz, preciosa.
Despertar y verla marchar, casi no me importa si sé que a la tarde le vuelvo a ver. Aquella tarde de sábado... Demasiados momentos para describirlos. Decidir de repente ir a buscarla... Esos chantajes. Aquel momento, aquel en el que, en un abrazo, me volví a sentir así de especial como el día anterior, de esas veces que no puedo expresarlo con palabras. Que se me caiga el alma al suelo cuando decides cogerme de la mano... Que un camarero se nos lleve hablando un rato de cierto tema.
Aquel sitio que, si lo sé, no le hago pasar por eso. ¿Pero sabe qué? Tengo que acariciar cada una de sus heridas para ir curando una a una, y no volverlas a repetir.
Aquella sorpresa por la noche, aunque yo no tuve buena suerte de que me pasara eso justo en el momento, pero esas cosas no las puedes evitar. Gracias, por todos esos momentos. Lo mejor... Lo mejor esa mañana de domingo. Esa mañana... Tan especial. Esa última tarjeta que, sí quizás intuía qué podía ser, pero necesitaba oírlo. Temblando estaba... Igual que usted. Ese día 3, como tres que somos...
Gracias, preciosa, por estar.
Te puedo asegurar que puedes confiar en mi, que como le dije estoy acostumbrada a la decepción, y con usted me vuelvo a sentir fuerte. Me siento con ganas de rozarle y hacerle saber que mi seguridad, es suya. Todo mi ser, suyo. Y no se asuste que no le estoy ofreciendo el mundo (pero porque no puedo). Aún así, tú ya eres mi mundo y me hundo si no estás. Que pienso dejarme la piel por usted. Que porque cueste más, no significa que sea imposible, pero no quiero verle sufrir ni un solo instante.
Como sabe, sonríeme siempre, pequeña, que mis brazos están deseando tenerle, y mis labios necesitan de los suyos.
Nunca me ha gustado decir "abundantes" veces un 'te quiero', pero te aseguro que cuando lo digo, está cargado de una completa sinceridad que pocas personas pueden demostrar.
Te quiero, preciosa. Esto solo es el comienzo, de algo sin final.