domingo, 9 de febrero de 2014

El siempre que siempre quiso a ser siempre.

Me quedará la agonía de los bares solitarios. La triste agonía de la soledad.
Jamás te ataré con una soga, pues tú eres libre. Puedes volar.

Siempre luché por que volaras junto a mi, pero no me dejas luchar más.
Me atas de pies y manos, y a cada movimiento, me debilito aún más.

No sabré quedarme solo con el triste recuerdo, pero cuando ya estoy hundida, poco más abajo puedo estar. Jamás volvería a ser yo, si ella vuela libre de mi lado. Jamás volvería a tener el corazón en mis manos.

Nunca imaginé que tuviera que llegar ese día, pero cada segundo, está más convencida.
Decidme, cómo camino si para alejarme de ella, si es lo que quiere, se me despegará la piel de los huesos.

Si muero, nunca me recordéis como la persona débil que fui.
Hacedlo como esa persona que se dejó la piel en aquel lugar en el que juró que estaría siempre.

Para así, estar siempre.

·Si no, decidle que jamás quise ni querré apartarme de su lado. Y que mi corazón, jamás sería ni será de otra persona, ya no. Y los corazones no se regeneran.
Decidle que si vuela alejada de mi, la perseguiré hasta el horizonte. Pero recordad, el horizonte no es infinito, así que decidle que se pare, me espere, me busque y me enc(uentre)ontrará.


15 minutos. O 11 meses.


-Casi- perfecta. (Porque le sobra una frase. Min 2:00).