domingo, 27 de noviembre de 2016

O conmigo o sin ti.

Ese tenía que ser el título para este texto.
Te siento. Y a ti, y a ella, y a aquel, y a esta.

Vuelve a pasar, pero sigue pasando, y seguirá pasando. Al menos hasta que algo cambie.
Dicen que las personas no cambian, y otros que sí. No se debe decir que alguien cambia o no, porque claro que cambian, solo que en algunos aspectos de sí mismos.
Así que os equivocáis etiquetando todo. Y más poniéndolos blanco o negro, hay toda una cromía de colores.
No hay nada fijado, no hay nada seguro, no hay nada eterno; ni bueno ni malo. No hay un siempre, y tampoco un nunca.

A veces hay que dejarse llevar, disfrutar del camino. Hacer lo que te plazca y viceversa. Dejad, por dios, dejad de etiquetarlo todo. Desde los gustos hasta vuestros propios pensamientos. Nada tiene nombre si no quieres, hasta que tú se lo pongas.
Siente. Sonríe. Llora.
Y sin ningún miedo al qué dirán, me repudia esta sociedad.

Amo cada tatuaje que tengo. Amo cada historia en ellos. Uno sonríe, llora, otro reparte mi corazón, y por último, el invencible.

Porque hay días bueno, días malos y días regulares. Pero absolutamente todos terminan. Y vuelve a amanecer. Así que no te acomodes en ninguno.

Sigo intentando ser aliada del tiempo y sigo defendiéndolo, aunque a veces me olvide. Aquí sigo, esperándole, aunque sea un error.