martes, 16 de junio de 2020

Y a vivir.

En la vida hay fluctuaciones y constantes: tú eres ambas. El equilibrio y la indecisión, la belleza y la inseguridad, la calma y la locura, la dirección y la indecisión. ¿Lo más curioso? Que siempre (me) transmites apariencia de entereza, de calma, de seguridad, de ese amor tan particular que tú llevas. Aun cuando te deshaces delante mía, lo menos que somos es humanos. 
Permito que la vida me aleje de ti de vez en cuando, siempre y cuando me vuelva a acercar a tu persona. Que bueno, conmigo siempre vienes, por mucho que estés en la otra punta del mundo. Que nos acerque siempre para revivir cada locura que hemos pasado y para pensar en las que nos quedan por vivir. O no, quizás es mejor dejarlo al azar, ya sabes.
Siempre diré que cada persona es diferente, y aprecio cada particularidad que os diferencia de forma inmensa, pero tú sales más allá de las peculiaridades. Viviría contigo tantas cosas como se pudieran. 
Porque al final, cada cosa que vivimos, se explica mejor dentro de nosotras que en una imagen. 
Ojalá pudieras ser constante dentro de ti misma en algunos aspectos, que pudieras acariciarte por dentro y ver lo suave y calentito que está, pero de algo tenemos que aprender a lo largo de nuestra vida. Suavecito como por fuera, esa mano en el hombro que siempre te caracterizará y formará parte de la historia, y esos besos y abrazos que te hacen ver que no todo es lo que aparenta. Eres abrazable, dan ganas de darte por culo en contra de tu romanticismo y a favor del cariño. 
Es un camino tan largo como lo que nos quede por delante. Los pasos, mientras se den en buena dirección, da igual el tamaño. 
¿El reloj de arena? Tenemos dos opciones. Llenarlo entero hasta que no se pueda mover ni un granito o tumbarlo, que se jodan en el sitio. Tú decides, cualquiera de las dos me vale. Ya te digo que, igualmente, está "medio lleno". 

Te quiero -fuertemente-, amor. 

lunes, 15 de junio de 2020

Heridas de guerra.

¿Cómo puede ser que solo me rodee de gente con luz? De gente que se queda dentro. También las han habido más turbulentas, pero nunca recuerdo la tormenta, me quedo con el viaje.
Cómo puede ser que solo vibre con lo bueno. Cómo no me quedo nunca con lo jodido. No lo entiendo. 
Ojalá poder quedarme con lo duro, con los golpes. Ojalá que hubieran golpes, más fuertes. Más duraderos.
Porque los necesito. 
Porque cuando tienes una herida puedes curarla con alcohol, y curará rápido o dejarla sola, y curará jodido y lento.
Y dadme ya el tirón de la venda, porque como no empiece eso a sangrar y poder curarlo, va a empezar a hacer costra hacia dentro. 
Y no sé cómo de bueno es eso.

Y al final, todo suman heridas de guerra. De supervivencia, de mejor o peor manera. Pero qué importante es tener marcas en la vida. 
"Si luchas, puedes perder. Si no luchas, estás perdido".