martes, 25 de junio de 2013

"Un árbol que llora hojas secas".

Soy fuerte, pero débil.
Me hace débil, me ha hecho débil.
Ya no sé cómo caminar sola.
Ahora mi vida se ahoga sin esos labios junto a los míos.
Porque no le voy a decir nada, un 'te quiero' me basta. Porque no le voy a insistir, si el muro que interpone me lo impide, a ella no. Me voy a insistir a mi misma, para seguir haciéndolo con ella. Que soy suya, soy parte de ella, es parte de mi. Soy papel transparente frente a ella, pero por motivos, por acciones ajenas, ella no, porque no quiere. Porque ella sí que es débil. Lo que no sabe es que yo soy la mejor de las curas, pero no, no lo sabe, ni lo sabrá. Simplemente le ayudaré, pero aún no sé cómo. Y aún no me daré por vencida. Que esas frases me matan, por supuesto, pero ¿y qué? No tenerla me mataría aún más.
No puedo hacer mucho, no puedo hacer más. Más que decirle que mi existencia es gracias a ella, sí. Que aún no sé de qué forma hacerle saber y comprender, que confiar en mí, es bastante más fácil de lo que cree.
-Siempre imaginé que solo estoy de paso, para arreglar personas, nada más-.
Pero esta vez, me quiero saltar esa puta norma.
Explosiono por dentro de saber que no me da su mano en cada ocasión, cuando en caso contrario, pide la mía. Yo se la doy, pues es suya; pero solo pido que me la de ella a su vez.
Siempre he odiado ese muro, ese que por razones que desconozco, no sé saltar, si no me ayuda.
¿Alguien puede saltar un muro alto y desconocido, sin ayuda alguna? No lo creo.
¿Qué es esto?