lunes, 9 de mayo de 2016

Oro.

Como quien guarda un tesoro, yo os guardo en el hueco más cálido de mi corazón
Donde sabéis que ahí nada os hará daño y donde todos los abrazos cálidos que podáis soñar, los tendréis.
Como esas personas que llegan de repente a tu vida y sin saber cómo, te tienden la mano, el brazo y hasta el pecho más hermoso.
Como esas personas que llevan meses, años en tu vida, y son una segunda casa en la que habitar; en la que librar batallas, de cariño.
De igual forma que acariciar la herida, hundiendo tus dedos en ella sin previo aviso, y dejándola de nuevo al descubierto. Sabiendo que entre todos, a golpes de besos y caricias, irá curando.
Os quiero, a todos y cada uno de vosotros.
Porque no se ilumina mi vida sin alguna de vuestras palabras, risas, besos, abrazos, caricias, miradas.
Porque nunca os hagan daño y esté yo para protegeros.
Y protegerme.
"Siempre" y "nunca" son palabras mudas, pero ojalá siempre nosotros, y nunca yo.
"Ojalá" también es utopía, pero un futuro al fin y al cabo.