lunes, 30 de noviembre de 2015

"Ey, supongo estarás bien".

"Ey, supongo estarás bien; por aquí todo igual".

Carta a todas mis catástrofes.
Qué será Madrid sin nosotros dos. Háblale de mi a otro como yo.

Cómo comenzar algo que lleva empezado tanto tiempo ya.
Comencemos por la piel.
Grita. Araña. Sangra.
Tu tatuaje, vida, lugar, corazón, me pide una puta tregua que ni yo sé reaccionar.
Tengo claro que ésta va a ser una mierda de entrada, que no me voy a saber expresar, que va a estar desestructurada, que no sabré ni lo que hay expresado, que quizás no sea ni lo que quiero decir ni como lo quiero decir... Pero tiene que salir por algún lado y de alguna forma.
Lo que nunca pude decirte, lo que nunca pude decir, lo que nunca pude o quise sentir.

No pude darte lo que necesitabas, ojalá me perdones; ojalá lo entiendas.
No supe crecer a tu ritmo, no supiste tampoco hacerlo tú.

Aún mi vejez dice que va de tu mano. Dice que mis arrugas te pertenecerán; pero que queda tanto camino a solas que se nubla.
No te equivoques, todo el mundo está solo, acompañado y solo. No dejaré de mencionar a esas personas que están, y gracias a lo que sea que están.

Pero nunca nadie jamás podrá querer tan fuerte como te quise yo a ti. Con tanto brillo, con tanta pureza; con tanta inocencia, te di vida y media. Ojalá te sirva hoy en día, que no estoy a tu lado, para seguir caminando, en vez de hundirte. Qué absurdas palabras, ¿verdad?
Y qué absurdo escribir algo como esto.
Y qué nudo, de esos que te termina doliendo la garganta.

El destino se ha cebado conmigo, pero el destino es tan impredecible como que de aquí a un minuto puede acabarse el mundo.
Como ya se acabó mi vida de hace un tiempo a esta parte.
Es como nacer de nuevo, y eso es una mierda.
Porque jamás será la misma vida. Ya no será igual.
Ya no seré igual.
Cuando te destrozas por dentro, dime si tienes los cojones de volver a ese sitio. Y dime si cuando vuelves, no te destrozas más.

Aquel puto día, aquellos putos días. La primera puta noche. No dejo de recordar cosas que no debería, pero he salido de esas gilipollas que cuando pasa una cosa, se le olvida por completo lo malo, todo. Y así me pasa.
Ojalá, ojalá quedarme solo con lo malo, sea más o menos, y poder al menos sentir algo de rabia. Sentir.
Pero no.
Te me hiciste difícil. Difícil de vivir. Tanto como que ni querías. Joder. Y lo intenté; lo intenté y lo intentaba con mi propia vida.
Me estoy descuidando últimamente, cada vez más. ¿Y tú, tu vida, qué es de ella?

Me estoy rodeando de grandes personas, pero de momentos internos igual de oscuros que lo era y casi es mi vida aún.
Espero que por fin pensases un poco más en ti. Cuídate. Quiérete, por favor.

Yo nunca voy a dejar de hacerlo, pero ahora que mi caricia no es la que te cura, joder, hazlo tú. Lo necesito.

martes, 24 de noviembre de 2015

Sombras vivas.

Alguna vez leí, que hay veces en la vida que nadie nos acompaña tras nosotros, y que solo tenemos nuestra propia sombra proyectada en el suelo.
Déjame decirte algo. A veces hay personas que son sombras, esas sombras que van ahí, siempre. Y que más que cualquier otro saben lo que escondes, lo que tienes, lo que no tienes, lo que deberías tener, o no tener. Lo que puede llegar a ser beneficioso para tu caminar, o perjudicial.
Personas; personas, personas. Tantísimas como veces pueda escribir esa palabra, pero no, ¿dónde está ese afín? ¿Realmente existe?
Iba a preguntar que si realmente es que no lo merecemos. Por mi, puedo callarme, ¿pero por ti, por ustedes? Merecéis lo que no existe.
Y a veces las apariencias engañan, a veces mirando a los ojos puedes descubrir un universo. Y solo con mirar a los ojos y sonreír se puede alegrar una pequeña parte el día a alguien. Y si eso es real, dejadme miraos todo el día, que brilléis, que seáis felices.
Con lo bello que es amar, con lo bonito que es el amor, con lo fácil que es querer y ser querido. Con lo fácil que debería ser eso.
Con lo fácil que quiero, y lo difícil que quieren.
Con lo fácil que quieres, y lo difícil que quieren.
Con lo bello que es querer, y lo feo que solo existan piedras en un camino que deberá estar lleno de belleza.
Que la belleza es subjetiva, pero la palabra es la misma para todos los ojos que la quieran ver, para todos los labios que la quieran besar, y para todos los corazones que quieran amar.
Gracias, gracias por dejarme ver, por dejarme besar, y por dejarme querer. Gracias por que en mi vida, haya personas a cada cual, más interna. Y descubrirte, y descubriros,
Quizás las personas agradezcan y hablen con la boca, pero por suerte o por desgracia, mi alma es la que habla cada vez que se me llena la boca de personas así.
El tiempo, nuestro fiel compañero y eterno enemigo, será el que nos de más, el que nos acaricie la vida a la vez, para que lo sintamos al mismo compás.
Y a cada compás, más quiero. Y a cada compás, más doy. Que a cada compás, más cerca de mi, de ti, de ustedes.
Conexiones que ha creado ella intencionadamente, a saber por qué.
Y grande la vida.

sábado, 14 de noviembre de 2015

¿Tú lo ves?

La gente mata, la gente muere. ¿Ustedes sabéis lo que eso significa? Hay personas que creen que el suicidio es su única solución, y lo llevan a cabo; otras que violando se satisfacen.

Pero todas con un mismo hilo en común, la vida.

-Llamadme pesada por no dejar de escribir sobre la vida o lo que yo entiendo de ella, pero últimamente, cada vez me doy más cuenta de que es efímera, y que tan pronto en un suspiro te la da al nacer, como te la quita en un parpadeo inesperado.

¿Os habéis planteado alguna vez lo que significaría perderla en el momento más inesperado? Respeto cada opinión, pero la vida es demasiado bonita como para no querer vivirla. Excluyendo a esas personas que hacen del mundo un lugar inhabitable, existe gente que su único propósito en la vida es luchar, y ser fuerte, y sonreír, y ayudar, arrancar sonrisas a las personas que más lo necesiten, o en una simple tarde de risas. En regalar un detalle, en dar un abrazo, en demostrar al resto que aunque caiga, se puede levantar.
La persona que más calla, no es porque tenga menos que decir; sino porque observa, y se expande por dentro, se agranda con cada gesto cercano. Y a mi últimamente, me agrandan a cada segundo.
Hay personas en la vida que se caen, pero se levantan con tanta fuerza que desde ahí, disfrutarán el doble de cada momento.

Disfrutar cada pequeño momento, es lo que cada persona de este planeta debería hacer. Y a eso, me enseñan éstas personas; y a eso, aprendo yo sola.
Rodearse de las mejores personas que pueda haber cerca de ti, y saber que estás en el lugar indicado. Doy las gracias a todas ellas por llenar mi vida, por ayudarme sin saberlo a dar pasos en la vida. El amor es lo que mueve al mundo (o debería, más bien), al menos a mi, y aunque a veces caiga, sé que es el camino por el que debo caminar.
¿Sabéis la sensación que produce sacarle una sonrisa a un niño que está en un hospital? ¿O a un niño de África, que viva en una aldea perdida? ¿Y qué me decís de las personas mayores, tan efímeros? Hasta de esas personas a las que sonríes por la calle y te devuelven la sonrisa, o al contrario.
La vida está para vivirla, para disfrutarla, para hacer locuras, para respetarla y sobretodo tener respeto, para reír, llorar, sentir, vivir, para querer, para amar, para cuidar a un animal, para estar en casa, para salir...
A ti, que me lees... Sé feliz. Todo esto no quiere decir que yo lo sea, que así es, pero sé que cada persona de las que he escogido tener a mi lado, me hacen serlo.
Por esas personas que no conoces, pero que ves que su interior está lleno de una infinidad bella; y te alegras de que al menos por el momento, camine a tu lado. Y por aquellas que no me conocen a mi, les doy todo mi amor, poco a poco, a compás, a carcajadas, a palabras, a oídos, a miradas.
Y tú, ¿lo ves? La vida, que está pasando, la que nos da la oportunidad de viajar en ella. Y disfrutar pese a cada golpe.


miércoles, 4 de noviembre de 2015

¿Lo harás?

¿Lo harás?
¿Lo cuidarás tanto como yo?
¿Lo cuidas tanto como yo?
¿Le darás los mismos mimos?
¿Los mismos besos, caricias?
¿Le hablas?
¿Le lloras?
¿Le sientes tanto como yo?
¿Lo ves?
¿Le sigues hablando de mi? Yo sí.
¿Le sigues diciendo que no le olvido?

¿Lo amas, tanto como yo?
Ojalá lo hagas.


¿Dejarás que alguien lo toque como yo? ¿Bese, acaricie, cuide?
No.



martes, 3 de noviembre de 2015

Título: Rincones.

Hay personas que tienen la llave de tu eterna alma, otras la de tu inmenso corazón, otras la de tu gran mente, tu larga vida etc. Y cada uno con su peculiaridad, cada uno tatuado en cada rincón de la piel, cada uno será eterno, cada uno.
He de aclarar antes de nada, que aunque cada uno sea "aislado", todos los apartados tienen parte de todos, no solo exclusivamente del suyo:

Al rincón de mi alma, mi primer rincón, mi eterno amor interno. Gracias. Me hiciste crecer como persona, saber qué estaba bien y qué mal. También que mi alma, serás siempre tú, me acompañarás tanto por dentro como por fuera, en mi piel, aunque cerrada. Brillando. Y mi alma se oscurecerá si no sigues a mi lado el resto de mi vida. Gracias a ti comenzó a cambiar mi vida, supe que era fuerte y que podía darle fuera a otra persona; supe que podía ayudar a una persona y esa persona a mi; supe que tenía amor, y que podía dárselo a otra persona, y recibirlo. Supe que alguien podría dar algo por mi, y que yo aunque insensata por aquel entonces, ahora sé que podría darlo también. Pero eso es lo importante, abrir los ojos, crecer, acompañar, querer, sentir; sobre todo, sentir. Llevar tan dentro a alguien y que sepas que te acompañará siempre, aunque quieras pensar que no. Gracias por cada momento, gracias de alma (corazón) por que tú, ocupes el apartado de "alma" en mi vida. No te imaginas cuánto de importante es. Ni te imaginas cuánto llevo en tu apartado, cada palabra se enmudece, cada palabra se queda pequeña, la única vez que te tuve, la primera, la guardaré, como cuando guardas un álbum de fotografías valiosas. Y seguirá creciendo, espero; seguro. De eso que sabes que toda tu vida tendrás, te doy todo mi amor.

Al rincón del corazón... Mi corazón. Sobran las palabras con solo una, corazón. A ti, a ti no te olvidaré jamás, ni siquiera la palabra pasado es acertada. También te llevo dentro, y fuera, no solo en tinta sino en fuego. Nunca tendré palabras exactas, suficientes, acertadas, sensatas... Para ti. Tú me enseñaste a amar, me enseñaste que otros corazones rotos me rompen a mi, pero que cuando la herida seca, cura. Escuece. Cuando aprendes a amar, no es que alguien te enseñe, es que eso, ya es suyo a mi modo de ver, para siempre. Y como cuando dos heridas abiertas las juntas, y se comienzan a curar, las dos pieles se quedan unidas si están pegadas en ese proceso. Pues aquí igual, pegados, eternos.
Quizás parezca una tontería pero en la vida real, a las personas con universos internos (y no las de hoy en día, superficiales, superfluas, inertes) les acompañarán estos apartados toda su vida, porque la vida son etapas, fases, apartados, estados de ánimo...
Enorme la ilusión, enorme la razón volando hacia el espacio, fuera de mi se fue, por eso enloquecí. Y no es malo enloquecer cuando olvidas lo que es ser cuerdo con alguien. Ojalá espero y seguro que vuelvas en el futuro. A la niña que fui, a la adulta, a la gilipollas, a la enamorada, a la llorica, a la mimada, a la consentida, a la enfadada, a la asustada, a todas, seréis eternas, y erais y sois grandes. Eternamente agradecida por destrozarme el corazón, por hacer la ciudad en ruinas, en polvo, en la que está convertida hoy en día. Y no es el hecho de que la ciudad esté en ruinas el que agradezco, porque eso nunca es de agradecer; sino el hecho de tener que yo construirme una ciudad ahora, porque como digo, son etapas. Y con eso sabré que he crecido, que quizás sobre la base de polvo que siempre estará, pero que tendrá edificios sólidos sobre ella; o eso espero, poder. Al menos poder ser fuerte, al menos más que ahora. Al menos, por lo menos, llegar a serlo.
Me dueles, me jodes, joder. Me hundes, y haces que mis días, cada vez que llega la noche, enloquezca, líe la mente con el corazón (hablando de apartados), y no me dejas aprovechar el presente como quisiera, como debiera. Pero esto es la vida, esto es el corazón, señores. Ésto es, el fuego, que quema; y me quemé, y cicatriz...

Al rincón de mi cabeza, tú, reloj. He de decirte que los corazones rotos duelen, pero que los que están hecho añicos son potencialmente perjudiciales. Y yo soy de los segundos. Solo tengo el poder de destruir, y si no es destruirte, es destruirme a mi para no hacértelo a ti, que es lo real; pero con todo lo que he aprendido, eso, a mi, ya no me lo haré. Eso sí, ya has podido ver otros de los más poderes que tengo, protección, amor aunque sea turbio, aunque sea a descompás, aunque sea roto. Nunca te diré lo qué tienes que hacer, pero yo no puedo hacer más, estoy rota, mucho, así que ten cuidado con lo que haces o quieras hacer. Y no lo digo por mi, que peor no puedo estar, sino por ti. Por tu virginidad, por tu claridad, por tus ganas de vivir, por tus risas y no risas, por tu mirada de niña, esa que yo ya he perdido... Jamás dejes de ser feliz, pero espero que crezcas pronto, y no con dolor. Que tu interior se enmudezca cuando vea el infinito, y puedas hablar de universos, y de estrellas fugaces también, que puedas reír, y llorar; y llorarme, para que veas que ahí está bien. No quiero, no quiero hablar de futuros, casi ni de presente, por eso, no voy a hablar de futuros, aunque sean cercanos, ¿vale? No lo haré al menos hasta que tenga tejida una red de seguridad, como los trapecistas, para esa mi ciudad creciente, en ruinas.
Niña inocente, niña voladora, niña leona, niña risueña aunque seria, niña que busca amor, niña que quiere crecer (no quieras crecer*, todo es una mentira) [Crecer*, de edad y de amor]. Niña de los mil mares o las mil nubes, niña incierta, niña incompleta, niña. Mil mares, en los que últimamente me pierdo más de la cuenta, inmersa en ellos, es normal. Ríete de la vida, yo de momento, te acompaño aunque sea en la sombra, aunque sea así de momento.