domingo, 25 de octubre de 2020

(In)certidumbre.

Se le notó el miedo. En ese último beso, no quería terminarlo. Todo fue muy deprisa menos él, que fue una breve pausa, un grito en silencio. 
Se me notó el miedo. Las ganas de que no sonase el despertador, o comprarme un billete y volar a su lado.
Volar tan lejos y tan alto.

Se notó el miedo en medio de una pandemia, y la incertidumbre que la inunda. Se notó en las dudas de -merecer y necesidad- bajo el manto de seguridad en una misma.

Una de las cosas que hasta agradezco en estos últimos meses, hoy me desespera y asusta su incertidumbre. Pero "juntas en cada fase". Sea como sea. 

Durante el camino cada vez las canciones iban más directas. Unas manos en mi barriga, al ritmo de un estribillo precioso. Miradas de reojo nuestra especialidad, y miradas directas ya inevitable.

Ella no tiene nombre porque está fuera de este planeta, casi igual que la distancia que nos separa. Cinco días o cinco horas, ya no los diferencio al pasarlos juntas. Incluso cinco minutos valdrían la pena. Pero pediría más. 

Siempre apostamos por y con el corazón, y ojalá secar el mar y quemar kilómetros. Y que me sintiera ahí con ella, bien cerca. 

Le dejo tener tanto miedo como yo misma, pero ojalá siga queriendo verme, con más ganas. En cuanto me dejen, nos dejen. Ojalá con la sonrisa que abraza al verme llegar, al verla acercarse. Y, ojalá, con la luz que nos rodea. 

Porque será(s) lo primero que me dejen hacer como primera necesidad básica. 




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