sábado, 26 de diciembre de 2020

Mi chica.

Qué pequeñita y delicada eras...
Te fuiste con él, casi como él.
Lo pasaste muy mal en tus últimos días y me mata saber que te fuiste solita o sufriendo.

Qué suerte, qué suerte haberme podido despedir de ti. Menos mal que te cogí, si no, nadie lo haría. Menos mal que descansaste un poco en mi pecho. Ahí te despediste de nosotros, ahí te quedaste ya tranquila, aunque tenías mucho miedo. Siempre fuiste muy miedica, pero con algunas cosas que pasaste no era para menos. 

Ojalá ahora estés con él y te de todo el amor que te faltaba por recibir, te fuiste muy pronto. Todo igual.
 
Nos has dado mucho amor, lo único que querías era amor y atención. Como aquella última vez que viniste a mi habitación, estando malita y sin haberte movido en un par de días... Sabías que yo te iba a coger en mis piernas o te pondría a mi lado en la cama. Como el resto de días, que ya te traía yo; para que pudieras descansar de la campana, estar calentita, sentir a alguien cerca, que te dieran amor, mucho, para acariciarte, para que no te sintieras sola. 

Tus hermanas te van a echar mucho en falta, y nosotros que comprendemos algo más qué ha(s) pasado, también. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario