miércoles, 24 de febrero de 2021

Cobarde.

Aún te recuerdo. Aún recuerdo tu risa nerviosa, tu risa grande, la risa falsa. Es curioso, recuerdo mucho el sonido de tu risa, era muy particular. 

Recuerdo muchas cosas, en pasado, porque es lo que me queda, lo que me dejaste. Un día a día que nunca antes tuve, que quizás supe o no llevarlo, pero bien aprovechado. Una mano tendida si necesitaba algo. No te importaba hacer lo que fuera, nunca te molestaba. Y terminé aceptándolo y aprendiendo a dejarme ir en que no te molestaba, era gratificante. Me quedo con eso para siempre.
Una pizca (no tan grande) de curiosidad, apuntarte a hacerlo todo aunque a veces te tuviera que empujar (pero qué bien quedaba después). Aunque poco a poco costaba más empujarte en algunas cosas, y yo tenía menos fuerza. 
Quizás no llegamos a explotar, pero sí ardimos, ardimos mucho internamente. Te debo felicidad, estabilidad, parte de madurez y con un día a día tan agradecida que desconocía... 
Tantos momentos y tanto tiempo compartido, tanto de mucho y tanto de poco. No tengo otras palabra que gratitud enorme, y tristeza interior enorme también. 

Aún eso me sigue quemando por dentro. Me sigo obligando a aceptar que ya no hay nada en mi mano, nada más que hacer desde este lado, nada más por insistir al aire. Y sigo sin pretender nada, creo, no por 'esto' lo pretendo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario